¿Alguna vez te han hablado del blockchain en la industria 4.0? Si eres amante de este sector seguramente sepas que este está muy relacionado con los bitcoins y con las transacciones, si bien, es posible que nunca te hayas preguntado si hay algo más allá, si sus beneficios tanto a nivel de comunicación como de ciberseguridad se pueden extrapolar a otros sectores más allá del puramente financiero.
Hoy vamos a ver que, efectivamente, así es, mostrándote los ejemplos más exitosos y de actualidad a nivel mundial.
¿Qué es el blockchain?
Blockchain es una tecnología de intercambio de datos, segura y fiable y se realiza sin necesidad de intermediarios. La conocerás por ser la base del uso del bitcoin. Sin embargo, esta se orienta perfectamente hacia dos ámbitos:
- Por un lado tenemos la eficiencia en los procesos de negocio mediante la aplicación de las características que tiene implícitas, como son la robustez, la inmutabilidad, el consenso distribuido o la transparencia, por citar algunas.
- Por el otro, y aunque aún no se sepa ver, se trabaja la definición de modelos de negocio nuevos capaces de resolver diversas necesidades del consumidor y de la propia sociedad.
Todos hemos podido ver cómo fueron los bancos quienes comenzaron a estudiar el uso del blockchain para comerciar con diferentes productos. Así, el uso de esta tecnología, aunque se modificaba, seguía siendo principalmente financiero.
¿Cómo se relaciona entonces el blockchain con la industria 4.0?
Sin embargo, tenemos que decir que las aplicaciones del blockchain, que son muchas más de las que se parecen conocer, se pueden aplicar a prácticamente cualquier compañía.
La industria tecnológica, por ejemplo, ha sabido aprovechar este recurso a la perfección para recontar los votos en las elecciones.
Cualquier compañía que necesite conocer la trazabilidad de sus materias primas o productos se va a beneficiar cuantiosamente del blockchain. El sector industrial, con grades como Airbus lo confirmana, así como su uso en el IoT de la automatización industrial. Lo habitual es que las piezas se tengan “vigiladas” en planta pero que, al abandonar almacén, el proveedor sea quien ofrece la información sobre su estado.
Con el blockchain se consigue que el proveedor también registren cualquier modificación o corrección, de manera que se obtiene una total trazabilidad del producto, desde su fabricación hasta la compra por parte del cliente final.
Oscar Lage, autor de un libro que versa precisamente sobre la revolución industrial de internet nos indica que, en un futuro, las propias máquinas negociarán entre ellas, pagando y realizando encargos adecuados sin necesidad de intervención humana.
Sin movernos demasiado, nos encontramos con Alberto Gómez Toribio quien trabaja activamente para incluir la tecnología del blockchain en negocios de diferentes clientes. Algunos ejemplos son la exportación de acero a un país donde existen limitaciones de adquisición de divisas, el pago de recargas de coches eléctricos sin usar tarjeta de crédito o la introducción de fórmulas de micropagos para las smart cities.
En definitiva, esta tecnología financiera es capaz de hacer que cada empresa sea su propio banco, con un coste ridículamente barato y una transacción que se hace en bitcoins o en cualquier otra moneda creada por ellos mismos pero que no tiene ningún tipo de repercusión en el cliente, que sólo verá euros.